top of page

EN EL AMOR: que gracias, pero a esto no le jalo más y mejor me abro

Si he aprendido algo bastante valioso para mí en la universidad, es citar aquello que no me es fácil expresar. Porque claro, al iniciar un escrito sobre cualquier cosa, mis ideas se podrían representar cuando el animador le pregunta a los niños de un cumpleaños, que quién quiere ser el primero en pegarle a la piñata. Imaginen ustedes.

“Desafortunadamente el amor no es como comprar zapatos, que una vez que uno tiene diecisiete años y el pie no le creció más, tendrá la misma talla y le servirá la misma horma de por vida”. Me tomó treinta y ocho minutos sacar el libro dónde estaba esta frase y buscarla. Creo que en este momento, donde he hablado con tres personas diferentes sobre lo que me agobia, no ha sido suficiente. Y cuando algo no me es suficiente, escribo; aplíquese para todo.

Sería muy enriquecedor pero a la vez pobre tener los mismos gustos, desde que uno es un adolescente, hasta que uno es un joven adulto; SÍ MARICA, PORQUE ME ENTERÉ QUE YA NO SOY UNA ADOLESCENTE. Enriquecedor porque entre más tiempo se tenga para conocer algo, más se nutre uno de información y de esta forma se van definiendo caminos. RE POBRE, porque este tema que estoy tocando no se basa en el análisis a profundidad porque digo, terminaría enloqueciéndome por buscar la perfección. Antes de seguir, quiero también decir que no tengo ninguna estructura para realizar este escrito; mi profesor de redacción se debe estar retorciendo, aviso para que no me juzguen por el bombardeo de ideas sin fundamento. Sigamos, “yo he tenido buenos muchachos, todos guaches, pero buenos muchachos”, encontré en una calle de Cali. Al categorizarlos con la palabra –guaches- no estoy diciendo que todos son iguales. Por el contrario, todos han sido supremamente diferentes, tanto así que aún no logro descifrar un gusto unilateral; es momento de que conecten el enunciado con esta parte.

Al ser todos diferentes, asimismo son las cosas que he hecho por ellos, diferentes. And if I look back diversos sentimientos llegan hacia mí, entre ellos PENA, mucha pena y también enojo, felicidad y tristeza, entre otros. A una mujer tan impulsiva como yo, se le permite sentir todos estos sentimientos en menos de un minuto cuando se está recordando maricadas sobre amor. Pero así como puedo llegar a ser impulsiva; refiriéndome a expresar mis sentimientos, también lo puedo ser pero para cortar las vainas, “que gracias, pero a esto no le jalo más y mejor me abro”, buenísima frase que describe cuando cierro el lomo trasero de un libro sin haber llegado si quiera a la mitad.

Por eso, en este momento decido dejar de darme latigazos por lo que hice; obviamente no es que me reprenda por todas y cada una de las cosas que he hecho en mi vida pero algunas requieren más de mi atención, otra cosa que leí qué día, es que: “estamos en la edad perfecta para quedarnos con la culpa, no con las ganas”, les quedo debiendo el link porque la verdad no recuerdo de dónde la saqué. El punto, es que en la búsqueda de el one tengo que aprender que aunque su traducción al español sea –el único-, no lo es, tampoco es el uno, ni el irrepetible ni ninguna de esas mierdas que lo ponen en un escenario arriba del mío. Básicamente es el indicado, el indicado para mi edad, mis gustos, mis intereses, mis odios de ese momento. No quiero que lo confundan con que quiero encontrar el one cada que entré a una nueva etapa de mi vida, porque ni ustedes ni yo sabemos cuál es la fecha de caducidad de cada uno. Simplemente el one es esa culebrita; no lo tomen con doble sentido, que gracias, que se acomoda y ayuda a desarrollar lo que gira entorno a mi vida, “del mismo modo y en el sentido contrario”.

Finalmente, y sin nada que ver con lo que acabo de escribir, les digo que me voy a comer una hamburguesa que desde ayer pedí y que de la explosión de sentimientos que tenía no me la había podido comer. Paso a seguir, “ya que no me pude comer a alguien, me voy a devorar mi hamburguesa y los nuevos capítulos de Once Upon a Time”.


bottom of page